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El encanto eterno de las chapas.
Efectivo, simpático, económico, versátil, personalizable, coleccionable, artístico… son algunos de los adjetivos que sin duda podemos atribuir a las chapas, uno de los vehículos más populares y útiles de la comunicación promocional y publicitaria. Insignias de plástico o metal, generalmente circulares, de entre 25 y 75 milímetros de diámetro, con una aguja imperdible en el dorso para sujetarlas a la ropa o a la mochila; así son esos pequeños artilugios universales. Empresas, eventos, movimientos políticos y sociales, prácticamente cualquier productos, acontecimiento o idea puede promocionarse mediante este adminículo sencillo y modesto y, al mismo tiempo, vistoso y de gran potencia comunicativa.
Las chapas tal como las conocemos hoy en día datan de finales del siglo XIX. Los historiadores de la moda y la indumentaria nos hablan de algunos antecedentes, colo las imágenes de San Pedro y San Pablo gravadas en metal que algunos peregrinos a Roma llevaban en el siglo XII. Ya en el XVIII, los seguidores de George Washington idearon las primeras chapas políticas con la inscripción de mensajes y lemas. Estas chapas se cosían a la ropa o se colgaban al cuello. Las primeras que contenían una imagen fueron creadas por los seguidores de Abraham Lincoln en 1860.
Pero a finales de siglo XIX fue, como decíamos, cuando aparecieron las primeras chapas similares a las que conocemos en la actualidad. En 1893 Benjamin S. Whitehead patentó una base de celuloide sobre la que montó una fotografía, y todo ello protegido por una hoja de film transparente.
Y solo tres años después, en 1896 se patentó un modelo que utilizaba una aguja de metal en la parte trasera para sujetar la pieza a la ropa, el sistema que, ha llegado hasta nuestros días.
En 1897, los británicos festejaron los sesenta años en el trono de la reina Victoria con unas chapas que reproducción el rostro de la soberana, y que se repartieron por todo el imperio.
Las empresas estadounidenses detectaron enseguida su gran potencial como herramienta de marketing. Antes del cambio de siglo, algunas firmas de tabaco y chicles ya distribuyeron como premio chapas con la imagen de the Yellow Kid, un personaje de cómic de la década de 1940, la compañía de cereales Kellogg´s empezó a regalar una chapa en cada caja de sus productos, con 90 diseños distintos. Fue el comienzo del coleccionismo de chapas, algo que hoy practican millones de personas por todo el mundo.
Artículo eterno, las chapas. Las modas pasan por las chapas, pero las chapas nunca pasan de moda.
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